Tesoro Nacional: la Seguridad Social
Desde antes incluso de comenzar nuestras carreras profesionales, todos hemos escuchado alguna vez hablar de la Seguridad Social. Pero, ¿realmente conocemos sus características y funciones?
Para conocer su funcionamiento, previamente debemos ser conscientes de que ninguna persona está en disposición de ser autosuficiente al 100% durante toda su vida. Dicho de otro modo, una persona puede trabajar ininterrumpidamente (en el mejor de los casos) entre los 16 y los 67 años por ejemplo. Sin embargo, esa persona dependería económicamente de otras personas en sus primeros 16 años de vida y, además, a partir de la edad de jubilación y hasta el fin de sus días (en España, la esperanza de vida alcanza los 83 años, según el Banco Mundial). De manera sencilla, podríamos resumir que, en el mejor de los casos, una persona puede llegar a estar trabajando 51 años y 32 años sin hacerlo.
Pues bien, la Seguridad Social es un sistema público que protege a las personas que o bien tienen nacionalidad española, o bien son residentes en España. Y nos protege a todos, sin excepción, en algún momento de nuestras vidas. Pongamos algunos ejemplos:
- En esos primeros 16 años de vida a los que hacíamos alusión anteriormente, cuando vamos al médico o a "Urgencias".
- Cuando somos padres o madres, tenemos derecho una serie de coberturas (paternidad, maternidad o subsidio, según el caso).
- Cuando se pierde el empleo, o simplemente cuando no estamos en disposición de trabajar debido a que hemos sufrido un accidente (laboral o no laboral).
- Cuando nos jubilamos y percibimos una pensión.
En estos casos, como en muchos otros, la acción protectora de la Seguridad Social posibilita que seamos atendidos por profesionales sanitarios de primer nivel, o podamos disponer de unos ingresos que nos permitan tener un nivel de vida digno cuando no estamos en disposición de ejercer nuestra profesión.
El sistema se mantiene gracias a las aportaciones que realizan trabajadores y empresarios. Sin esas aportaciones, no habría recursos suficientes para poder contar con los profesionales sanitarios que tanto valoramos, ni para equipar adecuadamente los hospitales ni centros de salud, ni para sufragar las prestaciones y subsidios de las personas que no están en disposición de trabajar por razones diversas.
El problema presente, y gran problema futuro de viabilidad del sistema de Seguridad Social actual que conocemos (si no se actúa a tiempo), se produce por una reducción latente de ingresos y un incremento progresivo de gastos.
Por la vía de ingresos, encontramos que la incorporación de las personas al mercado laboral tiende a ser tardía (solo el 37% de los menores de 24 años ha trabajado, según datos de la OCDE) y con una inestabilidad notable. Si a eso sumamos que gran parte de nuestra economía es "sumergida" (17% del PIB, según el Fondo Monetario Internacional) y, por tanto, no contribuye al sistema, es fácil concluir que el problema se agrava.
Por la vía de gastos, afortunadamente, cada vez somos más longevos. Ello supone que vamos a estar viviendo más años y, obviamente, también estaremos disfrutando más tiempo de atención sanitaria y prestaciones o subsidios. El reto consiste en que esa mayor esperanza de vida se transforme en mayor esperanza de vida con calidad de vida.
Tal y como decía Marie Curie: "Nada en la vida debe ser temido, sino solamente ser comprendido. Ahora es el momento de comprender más, para poder temer menos".
Esto significa que para cuidar nuestro "Tesoro Nacional" (el sistema de Seguridad Social), debemos buscar la manera de que toda persona que esté en disposición de trabajar, lo haga a pleno rendimiento y sepamos administrar responsablemente los recursos de los que puede disponer el sistema.
Vicente Bengochea Botín - Economista y Docente.